¿Por qué...?
Era de noche. Ya no quedaba ningún coche transitando la ciudad.
Desde el séptimo piso en que vivía podía llegar a ver el mar. En mi balcón, el viento silbaba fuerte, como si estuviera enfadado con la noche. En el cielo brillaban esos puntos blanquiazules llamados estrellas, que junto a la Luna, hacían brillar mi pálida piel.
Lo había decidido, la primera estrella fugaz que pasara, sería la señal para cumplir lo que había previsto.
Observaba atentamente, contemplando aquel bello cuadro que estaba por encima de mi cabeza, que en cualquier momento decidiría mi destino.
Cuando menos me lo esperaba, uno de los astros entró en la atmósfera, provocando ese rayo de luz tan precioso que rompe la oscuridad del cielo nocturno.
Una lágrima nado entre mis mejillas pero ya lo había decidido. Mire fijamente la Luna y cerré los ojos. Extendí mis brazos y me lancé al vacío, llevando en mi pupila aquel brillo intenso de la Luna que dominaba sobre la noche. Sería la última imagen de mi existencia.
Todo cambió cuando me precipitaba hacia el suelo. Un montón de recuerdos poblaron mi desquiciada cabeza. Mi niñez, mi juventud... las estaba viviendo, recordando los mejores momentos de mi destrozada vida. Me acordé de mi familia, de mis amigos, de la gente que una vez me había querido. Me di cuenta en esos instantes de la acción tan egoísta que había cometido, las consecuencias que traería y el daño que haría a las personas que una vez me amaron...
Cuando abrí mis enlagrimados ojos era demasiado tarde. El suelo estaba apenas a unos metros de mi cara. Ya no había vuelta atrás. Solo me pregunte... ¿Por qué...?
Desde el séptimo piso en que vivía podía llegar a ver el mar. En mi balcón, el viento silbaba fuerte, como si estuviera enfadado con la noche. En el cielo brillaban esos puntos blanquiazules llamados estrellas, que junto a la Luna, hacían brillar mi pálida piel.
Lo había decidido, la primera estrella fugaz que pasara, sería la señal para cumplir lo que había previsto.
Observaba atentamente, contemplando aquel bello cuadro que estaba por encima de mi cabeza, que en cualquier momento decidiría mi destino.
Cuando menos me lo esperaba, uno de los astros entró en la atmósfera, provocando ese rayo de luz tan precioso que rompe la oscuridad del cielo nocturno.
Una lágrima nado entre mis mejillas pero ya lo había decidido. Mire fijamente la Luna y cerré los ojos. Extendí mis brazos y me lancé al vacío, llevando en mi pupila aquel brillo intenso de la Luna que dominaba sobre la noche. Sería la última imagen de mi existencia.
Todo cambió cuando me precipitaba hacia el suelo. Un montón de recuerdos poblaron mi desquiciada cabeza. Mi niñez, mi juventud... las estaba viviendo, recordando los mejores momentos de mi destrozada vida. Me acordé de mi familia, de mis amigos, de la gente que una vez me había querido. Me di cuenta en esos instantes de la acción tan egoísta que había cometido, las consecuencias que traería y el daño que haría a las personas que una vez me amaron...
Cuando abrí mis enlagrimados ojos era demasiado tarde. El suelo estaba apenas a unos metros de mi cara. Ya no había vuelta atrás. Solo me pregunte... ¿Por qué...?
6 comentarios
Ángela -
hay quienes dicen que se necesita ser lo suficientemente valiente como para arrancarse la propia vida y lanzarse a los brazos de la muerte.
¿Quién tiene la razón?, habría que preguntárselo al muertito.
ana -
iago -
Juan -
nana -
de todas formas.. no tngas muy nkuenta mi komnt.. no toy hoy pa filosofar, xD.
x certo.. eskribes de puta madre,mamonazo xDD.
Amsel -